Llevo años dedicado a ayudar a otros a ser buenas personas y buenos cristianos, los últimos de los cuales años he desempeñado esta labor entre personas casadas. A esas conversaciones se han añadido lecturas y a éstas la reflexión, y de todo ello voy destilando algunas conclusiones que intentaré organizar y resumir, respondiendo a lo que me han preguntado ya varios amigos a punto de o recién casados: “¿qué es lo que no tiene que fallar para que la cosa funcione?”.Mi falta de experiencia directa en la materia no es mayor que la que tiene un médico sano sobre el cáncer, o un honrado criminalista sobre asesinos en serie y a quienes, sin embargo, se oye con provecho y sin reserva alguna pues saben sin padecer (la imagen no incluye que casarse sea un crimen ni una enfermedad).
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